A 9 años del 27F ¿Qué tan preparado está Chile para un terremoto?
Pronto a cumplirse 9 años del terremoto que sacudió Chile con una magnitud de 8,8 grados en la Escala de Richter, quisimos recorrer las diferentes grietas que este movimiento telúrico dejó en la sociedad.
En conversación con Raúl Álvarez, Gerente de la Unidad de Ingeniería Estructural de Dictuc, junto a Nathaly Valdebenito y Nicolás Tapia, Ingenieros de Proyecto en la misma unidad, nos adentramos en dos temas íntimamente relacionados en nuestro país: Sismos y Estructuras.
¿Estamos mejor preparados?
Al abordar el tema, la primera pregunta que surge es qué tanto ha avanzado Chile para prevenir situaciones tan trágicas como el derrumbe de un edifico o el colapso de construcciones tan vitales como son los puentes. Al respecto, los profesionales aseguran que si bien el estudio del comportamiento de diversas estructuras ha servido para perfeccionar el conocimiento y revisar -o crear- nuevas normativas, es difícil medir cuánto mejor estamos.
Para los miembros de la Unidad de Ingeniería Estructural, el progreso del país en esta materia es un asunto que se debe abordar de manera multidisciplinaria, ya que la experiencia ganada por entes estatales, donde destacan la modernización de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (ONEMI), la instauración de un sistema de monitoreo a nivel nacional o el proceso de creación de un sistema de evaluación rápida post terremotos, son medidas concretas, no relacionadas a temas estructurales, pero que también aportan a afrontar estas situaciones de mejor manera.
Efectos en las normativas
El marco normativo que regía las edificaciones, definitivamente resintió el terremoto y sus consecuencias. Tanto las construcciones de hormigón, como las obras viales y la clasificación de suelos, sufrieron distintos grados de modificación, las cuales a su vez, han debido irse adecuando a los estudios desarrollados en años posteriores.
Sin embargo, existe una categoría que hasta febrero de 2010 no contaba con una normativa y que en vista a los daños provocados debió ser regulada: los elementos no estructurales.
Estos elementos, decorativos o funcionales, si bien no soportan un edificio, el desprendimiento de ellos, como el caso de un cielo falso, o su destrucción, como podrían ser los equipos de un hospital, pueden traducirse en un grave daño o perjuicio para las personas o instituciones. Es por ello que estas estructuras u artefactos, actualmente también deben estar diseñados para soportar un sismo.
Avances en el rubro
Además de la modernización normativa vivida después del terremoto, también es posible constatar otros tipos de avances que apuntan a resolver problemas en variadas áreas. El conocimiento en profundidad de los materiales de construcción, así como, la incorporación de nuevos componentes sintéticos, ha sido un claro paso adelante en este ámbito.
Por otro lado, la sofisticación de los instrumentos de modelación ha permitido observar analíticamente el comportamiento de estructuras cada vez más complejas, las que a su vez deben responder a un marco legal y una fiscalización con estándares cada vez más estrictos.
Por último, pero no por ello menos importante, está el gran desarrollo en sistemas de protección sísmica, de aislación y disipación sísmica, donde nuestro país es uno de los líderes mundiales en la materia.
Prevención, un rubro con potencialidad
Tomando en cuenta las características sísmicas de nuestro país, así como los graves daños sufridos por diversas obras en el 27F, podemos advertir que las empresas constructoras tienen una gran oportunidad para innovar mediante la investigación de nuevos y mejores métodos de seguridad.
Un claro ejemplo podría ser Japón, donde la demanda por estudios de sistemas de prevención es bastante elevada, existiendo un constante requerimiento de equipamiento y profesionales especializados en el rubro.
Si consideramos que en el terremoto de 2010, todos los sistemas de protección sísmica funcionaron eficientemente, no observándose ningún daño en el 100% de las estructuras que contaban con alguno de estos mecanismos, es posible deducir la relevancia que esta tecnología irá adquiriendo en el futuro más cercano.
Desde Dictuc, existe una constante motivación por innovar y poner al servicio de la sociedad el conocimiento técnico más avanzado en esta materia. “Tenemos equipamiento muy sofisticado para hacer grandes cosas, al igual que profesionales de alto nivel”, asegura el profesor Álvarez. Solo hace falta el compromiso general de la sociedad, donde tanto entes privados como públicos, puedan colaborar para asegurar que los chilenos cuenten con edificaciones con los más altos estándares en prevención y seguridad.