Un estudio realizado por la Universidad Católica y el Dictuc calculó la huella de carbono, es decir, la emisión de gases efecto invernadero, GEI, de las operaciones de las empresas que explotan el salar de Atacama, buscando comparar con lo que se produce en países como Argentina y Australia, principales competidores. En esta línea, se detectó que la emisión unitaria de GEI calculada para la producción de litio a partir de salmueras del salar de Atacama en 2020 fue de 4.022 kg CO2, equivalente por tonelada de carbonato de litio. De este total, la emisión unitaria de la operación en el salar de Atacama representa el 12%, mientras que el proceso de las plantas químicas corresponde al restante 88%, lo que supone una huella de carbono más baja que en el resto de los países que producen litio. “La ventaja es que a futuro, e incluso ya está ocurriendo, las productoras de automóviles y baterías van a requerir insumos con baja huella de carbono”, explica uno de los autores del estudio, el académico de la Universidad Católica Gustavo Lagos.